martes, 30 de junio de 2009

Relatoría del 16 de Junio


Por Jorge Muñoz


Novena semana, acumulación de lecturas. Jalón de orejas por los resúmenes faltos, felicitaciones a los cumplidores, correcciones de rigor, elogio a los sobresalientes. Prosiguen las exposiciones. Comienza Miluska, que le toca la lectura sobre el proceso seguido en el hermano país del Ecuador, escrita por el historiador Andrés Guerrero (referencias bibliográficas de ésta y las otras lecturas abajo, en el post inicial). Por lo tomado nota, lo que se intentaría seguir es una secuencia de tres momentos en el devenir del estatuto indígena, según el avance de los procesos sociales y las modificaciones estructurales conseguidas, no fácilmente, a saber: el paso sucesivo de la condición de indio tributario, a sujeto indio, y a ciudadano étnico. Secuencia que envolvería el área andina, en el caso ecuatoriano, presenta dos hitos históricos, al momento de escribirse el artículo (1993): las manifestaciones de la FEI de 1967 y el levantamiento organizado por la CONAIE en 1990, hitos inscritos en una cronología, presumiblemente lo fundamental del aporte del autor, contextualizada en un escenario de fortaleza de poderes locales y en una relación estado-población indígena marcada por la delegación de funciones de lo público hacia lo privado-doméstico. Política consabida de voltear la cara, hacer oídos sordos, o la de la contraparte de “representación ventrílocua”, según sugerente expresión remarcada en la exposición.


Lo destacable del caso ecuatoriano, sería pues, en suma, la constitución a largo plazo de una organización propia, la capacidad de organizarse para el reclamo de reformas. No obstante, acota Miluska como falencia de la lectura, no se resalta lo suficiente el rol de los agentes pastorales a pequeña escala, según notó en una oportunidad de acercamiento presencial. Ya en las intervenciones, Delia intentó dar cuenta de lo ocurrido posteriormente a partir de la coalición con Gutiérrez, señalando algo frecuentemente olvidado, que es que se va aprendiendo en el camino. A continuación hizo notar un hueco en el cuadro cronológico (1857-1895), pasado por alto, no sabemos si por la expositora o por la historiografía. Walter comentó acerca de la dualidad étnico-campesina, a partir de lo que se entiende por “pueblo”, trayendo a colación la lectura de Muratorio, mientras que Eric sugirió ahondar más en el papel jugado por la partidocracia, en su acercamiento, asimilación y utilización de la problemática indígena. Orientándose a esto, Fabiola consideró necesario recordar en general el sello impreso de los procesos de reforma agraria en la formación de organizaciones políticas, nacionales y locales. Por último pero no menos importante, se señaló el hecho chocolateador, modo culinario de referencia al proceso de cholificación, referido por Quijano, más marcado en Ecuador y Perú, que en Bolivia.


La siguiente lectura, la de Florencia Mallon, intento ambicioso, de riqueza innegable, inspirado en los estudios subalternos, de abordaje teórico y de estudio de caso de la construcción de la nación “desde abajo” (por partida doble también, en la comparación de los casos de México y Perú), fue presentada por Ronald y que quizás por contenido, hubiera venido mejor después de la de Chatterjee. Esto teniendo en cuenta sus objetivos, de descentramiento, como postula, tanto del proceso histórico como de la política del nacionalismo. Pasamos de abocarnos mayormente en el siglo XX al “largo siglo XIX”. Quizás lo más provechoso, como se resaltó en la exposición, además de la periodificación de etapas sea la dotación de ideas, conceptos y categorías, que de cierto modo puntualizan el marco interpretativo del acercamiento a estos problemas: pactos de dominación, hegemonía comunal, proceso y resultado hegemónico, prácticas discursivas comunales, intelectual local, son algunos que van quedando. Siendo que no son sólo los grupos dominantes quienes construyen las naciones, y que los campesinos, y otros sectores subalternos, participan en el proceso de “imaginar, debatir, definir y cambiar a las naciones”, como se ha dicho; pues un abordaje tal, sin desligar la dinámica central, “desde arriba”, como resultaría obvio, no hace más que enriquecer el debate. (…contrastar Gramsci con Tocqueville, como algo se sugiere, si viene a cuento, en la introducción de Aljovín y Jacobsen 2007 “Culturas políticas en los Andes….).


Ya sobre la hora, y quedándonos en México, María Inés, nos daba cuenta de la situación a nivel de los municipios indígenas, centrándose en la experiencia en torno a la reivindicación de autonomía en Oaxaca y Guerrero. Se enfatiza aquí la articulación con el proceso político central: la apertura del sistema político y el desarrollo del multipartidismo, esto es, la emergencia de partidos de oposición con llegada al nivel local, que sumada a la llegada de recursos y apoyo financiero a los municipios indígenas por los programas sociales, tuvieron efectos en la organización interna de los municipios, estando en formación, según se dice, un “movimiento municipalista”, con miras a una redefinición de la división territorial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario